La sonrisa es la mejor carta de presentación y en buena medida determina la percepción que los demás tienen de nosotros. Por este motivo, en la entrada de hoy queremos dar algunos consejos para que vuestra boca y dientes se mantengan sanos y fuertes.
La higiene dental es la clave
Si quieres que tu sonrisa sea más cálida, debes empezar a trabajar desde tu propio hogar. Pequeños hábitos como usar crema dental con flúor y el hilo dental pueden ser de inestimable ayuda. Si además complementamos con la acción del enjuague bucal, entonces los resultados serán excelentes.
Cuida la salud de tus encías
Mantener la salud de las encías en buen estado es más fácil de lo que parece. Solo hay que usar hilo dental y el cepillo adecuado de manera regular, para así prevenir infecciones provocadas por la acumulación de la placa bacteriana. Estas enfermedades no suelen doler, pero tienen un efecto antiestético al hinchar las encías y enrojecerlas, además de sangrar en algunos casos.
Para que te hagas una idea de su importancia, tener unas encías en mal estado es una de las principales causas de pérdida de dientes en los adultos. ¿Qué hacer para solucionarlo? Es indispensable cuidar la higiene bucal, cepillarte los dientes al menos tres veces al día y acudir al dentista periódicamente para revisar su estado. De esta forma, mantendremos la placa a raya.
Acaba con el mal aliento
El mal aliento es un síntoma de que nuestra boca está llena de bacterias, además de ser algo desagradable para los que nos rodean. ¿Qué hacer para solucionarlo? Lo mejor es cepillarte los dientes después de cada comida, usar hilo dental y mantenerte perfectamente hidratado. En el caso de personas con dentaduras postizas, hay que desinfectarlas a diario. También puedes utilizar enjuague bucal que no tenga alcohol y si tienes sequedad constante un gel específico para este problema.
En el caso de que los efectos no desaparezcan y se vuelvan crónicos, puede que el origen esté en otras enfermedades, como por ejemplo la diabetes o bien debido a una obstrucción de los intestinos. Lo mejor es que acudas a tu médico de confianza para buscar un diagnóstico y encontrar la solución.
Blanqueamiento dental
En el mercado existen pastas de dientes y enjuagues bucales que en teoría tienen efecto blanqueante, aunque en muchos casos tal capacidad es más que cuestionable. No debemos abusar de estos productos, ya que poseen algunos elementos abrasivos leves que a la larga podrían causar el desgaste del esmalte dental, aumentar la sensibilidad de la boca y otros efectos secundarios.
Casi siempre, la mejor opción son los tratamientos de blanqueo llevados a cabo por tu dentista de confianza. Te ayudarán a tener una sonrisa espectacular y te verás mejor que nunca. No obstante, no hay que descuidar la vida sana y evitar hábitos perjudiciales como el tabaco, que amarillea los dientes.
Dientes rectos y perfectos
Unos dientes rectos cambiarán tu sonrisa de manera drástica, tanto que en algunos casos es algo más que simple estética: nos hace sentir mejor y cambia por completo nuestra seguridad y comportamiento con los demás. Si sientes que te cuesta morder o tus dientes están muy desalineados, podría ser necesario un tratamiento con aparatos dentales, quizás fabricados con soportes de cerámica que son más discretos que los tradicionales de metal.
Además de enderezar los dientes, puede que alguno esté astillado y sea necesario reemplazarlo por una corona o un implante. Se trata de un diente artificial que se fija en el hueso permanentemente y es la mejor opción cuando se han agotado otras vías.
Habla con tu dentista
Si quieres mejorar tu sonrisa, la persona más indicada con la que puedes hablar es tu dentista. Sólo él conoce la salud de tu boca a la perfección, cuál es su estado y los tratamientos que mejor le van. Por lo tanto, antes de tomar cualquier decisión te recomendamos que le consultes, ya que los tratamientos no solo deben tener un fin estético, además han de cuidar la salud de tu boca a largo plazo.
Esperamos que estos consejos os hayan ayudado y a partir de ahora puedas disfrutar de la vida con una sonrisa en la cara, sin miedo a ocultarla a los demás por unas encías inflamadas o un diente astillado.